Adopción gay en España
No encuentro ningún principio ético por el que la adopción gay no deba ser legal. Que una pareja gay que tenga una relación estable y se quiera, decida adoptar un niño y educarlo dándole cariño para formar una familia gay, me parece de lo más normal, y natural. No se me ocurre ninguna razón para oponerme a ello.
Los siguientes países tienen legalizada la adopción gay:
Dinamarca, Islandia, Suecia, algunos Estados de EEUU como California, New York, New Jersey.
Países (o estados) sospechosos sólo de tener sociedades tolerantes, nótese los matices en el caso de EEUU.
Sin embargo encuentro un serio inconveniente, España está muy lejos de tener los niveles de tolerancia social, respeto al individuo y a las minorías que tienen esos países. España es la Biafra de la tolerancia y el respeto al individuo. Una cosa importante he aprendido en el tiempo que he vivido en EEUU (o en California al menos) y es el tremendo respeto que se tiene por el individuo y las minorías en ese país (o al menos en el estado de California) constituido por una sociedad tremendamente multicultural (al menos en el estado de California). Y lo he aprendido por contraste con España, si hubiera sido sueco, probablemente no lo hubiera notado, pero como español, es como una bofetada que se recibe al llegar allí.
Uno puede pasearse (literalmente) con un cubo en la cabeza por Nueva York y pasará completamente desapercibido. Inténtese el mismo experimento en cualquier ciudad española y compruébese el efecto, los dedos señaladores, las risas, la puesta en ridículo.
España es un país que no tolera al diferente, lo segrega, lo separa, lo discrimina, lo rechaza y lo desprecia. Un individuo no se gana el respeto si no es como perteneciente a un grupo (o a un colectivo). Todo lo que se separa de lo que la sociedad dominante considera correcto es depredado. Eso lleva a la ausencia total de libertad individual, a dejarse llevar por lo que la sociedad impone, a la alienación total del que se atreve a pensar y actuar diferente según sus propios principios éticos. La mayoría moral de una sociedad intolerante se impone en todo momento y guía a lo largo de toda su vida a esos individuos.
Cualquiera que quiera, ya no hacer valer sus derechos, sino siquiera ser mínimamente respetado en España necesita formar un grupo (un colectivo) con el que defenderse, de poco o de nada sirve acudir como individuo a ninguna institución o expresar sus ideas abiertamente, será tachado inmediatamente de pirado, advenedizo.
Es la filosofía de sumisión total al grupo (¿de los pensamientos únicos?). Dése uno un paseo por las calles de cualquier ciudad española y obsérvese la uniformidad en el vestir, lo fácil que resulta etiquetar, catalogar al personal, en tribus urbanas, en grupos sociales. La uniformidad en las aficiones: al hombre que no le guste el fútbol es un rarito, sospechoso de gay al menos. La uniformidad en el lenguaje, en las expresiones, en todo.
El ejemplo perfecto de ciudadano es el que no somete a análisis nada de lo que la sociedad le ofrece, todo lo toma por bueno, es así porque tiene que ser así, se traga todo lo que los medios de comunicación le dicen, consume toda la basura que la caja tonta de la tele vomita, sigue los pasos marcados por una sociedad que controla al individuo a cada paso, por qué intentar nada nuevo, por qué aventurarse a cambiar nada, que inventen ellos. Una sociedad cerrada, sustentada en la práctica del nepotismo, el amiguismo, el enchufismo, donde se valoran más los contactos, las relaciones personales, que las aptitudes o habilidades de cada individuo. Que tiende a igualar, a hundir al diferente. En definitiva una gran escuela de frustración.
En ese ambiente de ahogo de la personalidad, donde un niño adoptado (sin padres) ya es una lacra, no se me ocurre nada peor para marcarle como apestado por el resto de su vida que incorporarle como parte de una familia gay. Imagino las burlas en el colegio de los niños crueles ya aleccionados por sus amigos y padres en la labor de señalar y burlarse del diferente.
Cuidado, que una sociedad centrada exclusivamente en el individuo tampoco es buena, es una sociedad triste, solitaria y muy egoista (como la americana, al menos en California). Un individuo debe pertenecer a la sociedad y al grupo, pero la sociedad y el grupo está obligada (por principio moral) a respetarle, a permitirle desarrollarse como persona e individuo, para uniendo las sinergias (perdón por usar esta denostada palabra) de los individuos dentro de una sociedad avanzar juntos, pero diferentes.
¿Adopción gay? Sí, por qué no. ¿En España? Casi mejor que lo dejamos para dentro de unos años.
Forma parte de la historia que unos tienen que luchar y sacrificarse para que otros puedan disfrutar de las libertades de que ellos nunca disfrutaron. ¿Pero es justo sacrificar a un niño que no es consciente ni partícipe de esa lucha? No lo sé, nos arriesgamos a que de mayor sienta odio y rechazo por los gays, que le sacrificaron a él por una causa que no era la suya.
No puedo por menos que citar al genial y admirado (por mi claro) Morrissey (ex-cantante de los Smiths y abiertamente gay) en una de sus canciones (America is not the world):
In America, The land of the free, they said
And of opportunity
In a just and a truthful way
But where the president,
Is never black female or gay
And until that day
You’ve got nothing to say to me
To help me believe...
Búsqueda Google:
gay lesbian adoption legal countries:
Overview of the legal status of gay-lesbian adoption
Gay Adoption
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