Lo mejor del discurso después de la segunda foto.
Harold Pinter - Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura
Arte, verdad y políticaEn 1958 escribí lo siguiente:
'No hay grandes diferencias entre lo que es real e irreal, ni entre lo que es verdadero y falso. Una cosa no es necesariamente verdadera o falsa; puede ser ambas.'
Creo que estas afirmaciones todavía tienen sentido y son aplicables a la exploración de la realidad a través del arte. Así, como escritor las respaldo, pero como ciudadano no puedo. Como ciudadano debo preguntarme: ¿Qué es verdadero? ¿Qué es falso?
La verdad en el teatro siempre es esquiva. Nunca puedes encontrarla, pero la búsqueda es irrefrenable. La búsqueda es claramente lo que dirige el esfuerzo. La búsqueda es tu tarea. Muy a menudo, uno tropieza con la verdad en la oscuridad, chocando con ella o simplemente contemplando una imagen o forma que parece corresponder a la verdad, a menudo sin darse uno cuenta de que eso ha ocurrido. Pero la realidad es que nunca se encuentra tal cosa como la verdad única en el arte dramático. Hay muchas. Estas verdades se desafían unas a otras, se esquivan unas a otras, se reflejan unas en otras, se ignoran entre ellas, se provocan entre ellas, son ciegas unas de otras. A veces uno siente que tiene la verdad de un momento en su mano, y entonces se escapa entre los dedos y se pierde.
A menudo me han preguntado cómo surgen mis obras de teatro. No puedo decirlo. Ni siquiera puedo resumir mis obras, excepto decir que eso es lo que ocurrió. Eso es lo que dicen. Eso es lo que hicieron.
La mayoría de las obras se engendran por una línea, una palabra o una imagen. Dicha palabra es a menudo seguida de cerca por una imagen. Daré dos ejemplos de dos líneas que surgieron de la nada en mi cabeza, seguidas por una imagen, seguidas por mi.
Las obras son 'La Bienvenida' y 'Viejos Tiempos'. La primera línea de 'La Bienvenida' es '¿Qué has hecho con las tijeras?' La primera línea de 'Viejos Tiempos' es 'Oscuro'.
En ningún caso tuve más información.
En el primer caso, alguien estaba obviamente buscando unas tijeras y preguntaba por su paradero a alguien del que sospechaba que las había robado. Pero de algún modo supe que la persona a la que se dirigía no le importaban nada las tijeras ni la persona que las pedía.
'Oscuro' lo tomé como la descripción del pelo de alguien, el pelo de una mujer, y era la respuesta a una pregunta. En cada caso me encontré a mi mismo impulsado a perseguir el asunto. Esto ocurrió visualmente, como un lento fundido, de la sombra a la luz.
Siempre comienzo una obra llamando a los personajes A, B y C.
En la obra que se convirtió en 'La Bienvenida' vi a un hombre entrar en una habitación vacía y hacerle la pregunta a un hombre más joven sentado en un feo sofá leyendo un periódico de carreras. De algún modo sospeché que A era un padre y B era su hijo, pero no tenía ninguna prueba. Esto sin embargo se confirmó un poco más tarde cuando B (que más tarde se convirtió en Lenny) dijo a A (que más tarde se convirtió en Max), 'Papá, ¿te importa si cambio de asunto? Quiero preguntarte algo. La cena que tuvimos antes, ¿qué era? ¿cómo se llama? ¿por qué no te compras un perro? eres un cocinero de perros.
De verdad. Piensas que cocinas para un montón de perros.' Entonces, ya que B llama a A 'papá' me pareció razonable asumir que eran padre e hijo. A era claramente un cocinero y su cocina no parecía ser tenida en alta estima. ¿Significaba esto que no había una madre? No lo sabía. Pero como me dije entonces, nuestros principios no saben de nuestros finales.
'Oscuro'. Una gran ventana. Cielo nocturno. Un hombre, A (que después se convertiría en Deeley), y una mujer B, (que después se convertiría en Kate), sentado bebiendo. '¿Gordo o delgado?' pregunta el hombre. ¿De quién hablan? Pero entonces veo, de pie junto a la ventana, a una mujer, C (que después se convertiría en Anna), en otro ambiente luminoso, dándoles la espalda, su pelo oscuro.
Es un momento extraño, el momento de la creación de los personajes que hasta ese momento no habían tenido existencia. Lo que sigue es irregular, incierto, incluso alucinante, aunque a veces puede ser una avalancha imparable. La situación del autor es extraña. De algún modo, no es bienvenido por los personajes. Los personajes se le resisten, no es fácil convivir con ellos, son imposibles de definir. Ciertamente uno no puede dictarles. Hasta cierto punto uno juega a un juego sin final con ellos, al
gato y al ratón, a la gallina ciega, al escondite. Pero finalmente uno descubre que tiene personas de carne y hueso en sus manos, personas con voluntad y una sensibilidad individual propia, hecha de partes que no se pueden cambiar, manipular o distorsionar.
Así el lenguaje del arte permanece como una transacción enormemente ambigua, como arenas movedizas, como un trampolín, como una piscina helada que podría resquebrajarse a los pies del autor en cualquier momento.
Pero como he dicho, la búsqueda de la verdad no puede parar. No se puede aplazar, no se puede posponer. Debe afrontarse, allí mismo, en el momento.
El teatro político representa un conjunto de problemas completamente diferente. Los sermones deben evitarse a toda costa. La objetividad es esencial. Los personajes deben respirar su propio aire. El autor no puede confinarlos ni restringirlos para satisfacer su propio gusto, disposición o prejuicio. Debe estar preparado para aproximarse a ellos desde una variedad de ángulos, desde un conjunto completo y desinhibido de perspectivas, tomándolos por sorpresa, quizás, ocasionalmente; pero dándoles, sin embargo, la libertad de ir por el camino que deseen. Esto no siempre funciona. Y la sátira política, por supuesto, no se adhiere a ninguno de estos preceptos, de hecho hace precisamente lo contrario, que es precisamente su función.
En mi obra 'El Cumpleaños' creo que permito a un conjunto de opciones que operen en un denso bosque de posibilidades antes de concentrarme en un acto de dominación.
'El Lenguaje de la Montaña' no pretende tal tipo de operación. Se mantiene brutal, breve, desagradable. Pero los soldados en la obra obtienen alguna diversión de ello. Alguno a veces olvida que los torturadores se aburren fácilmente. Necesitan echarse unas risas para mantener la moral alta. Esto se ha confirmado por supuesto por los hechos de
Abu Ghraib en Bagdad. 'El Lenguaje de la Montaña' dura sólo 20 minutos, pero podría continuar durante horas y horas, siguiendo el mismo patrón una y otra vez, hora tras hora.
'Cenizas a las cenizas', por otro lado, me parece como si sucediera bajo el agua. Una mujer ahogándose, su mano tratando de alzarse por encima de las olas, hundiéndose fuera de la vista, buscando a otros, pero sin encontrar a nadie, ni por encima ni por debajo del agua, encontrando sólo sombras, reflejos, flotando; la mujer, una figura perdida en el paisaje sumergido, una mujer incapaz de escapar de la perdición que pareciera pertenecer sólo a otros.
Pero igual que ellos mueren, ella debe morir también.
El lenguaje político, como lo utilizan los políticos, no se aventura nada en este territorio ya que la mayoría de los políticos, ante la evidencia disponible ante nosotros, no están interesados en la verdad sino en el poder y en el mantenimiento de ese poder. Para mantener ese poder es esencial que la gente permanezca en la ignorancia, que viva en la ignorancia de la verdad, incluso la verdad de sus propias vidas. Lo que nos rodea, por tanto, es un vasto tapiz de mentiras de las que se alimentan.
Como cualquier persona sabe, la
justificación para la invasión de Irak fue que Saddam Hussein poseía un peligroso conjunto de armas de destrucción masiva, algunas de las cuales podrían ser disparadas en 45 minutos, trayendo una terrible destrucción. Se nos aseguró que eso era verdad. No era verdad. Se nos dijo que Irak tenía lazos con Al-Qaeda y compartía responsabilidades por las atrocidades de Nueva York del 11 de Septiembre de 2001. Se nos aseguró que eso era verdad. No era verdad. Se nos dijo que Irak era una amenaza para la seguridad del mundo, Se nos aseguró que era verdad. No era verdad.
La verdad es algo completamente diferente. La verdad tiene que ver con cómo los Estados Unidos entiende su papel en el mundo y cómo elige representarlo.
Pero antes de volver al presente me gustaría mirar al pasado reciente, quiero decir a la política exterior de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Creo que es obligatorio para nosotros someter este período a alguna clase de limitado escrutinio, que es lo que el tiempo permitirá.
Todo el mundo sabe lo que ocurrió con la Unión Soviética y a lo largo de toda Europa del Este durante el período de la posguerra; la brutalidad sistemática, las atrocidades generalizadas, la brutal supresión de todo pensamiento independiente. Todo esto ha sido completamente documentado y verificado.
Pero mi argumento aquí es que los crímenes estadounidenses en el mismo período sólo han sido registrados superficialmente, apenas documentados, apenas reconocidos, apenas considerados como crímenes incluso. Creo que esto debe afrontarse y que la verdad tiene considerable relación con dónde está el mundo ahora. Aunque restringidas, hasta cierto punto, por la existencia de la unión Soviética, las acciones de los Estados Unidos por todo el mundo dejaron claro que tenían carta blanca para hacer lo que querían.
La invasión directa de un estado soberano nunca ha sido de hecho el método practicado por Estados Unidos. Principalmente, ha preferido lo que se ha descrito como
'conflicto de baja intensidad'. Conflicto de baja intensidad significa que miles de personas mueren más lentamente que si se les lanza una bomba de una vez. Significa que se puede infectar el corazón del país, que se establece un crecimiento maligno y se observa la gangrena extenderse. Cuando el populacho ha sido sometido - o golpeado hasta la muerte - lo que es lo mismo - y tus propios amigos, los militares y las grandes corporaciones, se asientan en el poder, te colocas delante de la cámara y dices que la democracia ha prevalecido. Esto ha sido un lugar común en la política exterior americana durante los años a los que me refiero.
La tragedia de Nicaragua fue un caso altamente significativo. Lo muestro aquí como un ejemplo poderoso de la visión de América de su papel en el mundo, antes y ahora.
Estuve presente en una reunión de la embajada americana en Londres a finales de los 80.
El Congreso de los Estados Unidos estaba a punto de decidir si daba más dinero a la Contra en su campaña contra el estado de Nicaragua. Yo era miembro de una delegación a favor de Nicaragua pero el miembro más importante de esta delegación era
el padre John Metcalf. El líder del grupo estadounidense era Raymond Seitz (entonces número dos en la embajada, más tarde embajador él mismo). El padre Metcalf dijo: 'Señor, estoy a cargo de una parroquia en el norte de Nicaragua. Mis parroquianos construyeron una escuela, un centro de salud, un centro cultural. hemos vivido en paz. Hace unos meses una fuerza de la Contra atacó la parroquia. Lo destruyeron todo:
el colegio, el centro de salud, el centro cultural. Violaron a enfermeras y profesoras, mataron doctores, de la forma más brutal. Se comportaron como salvajes. Por favor pida que el Gobierno de los Estados Unidos retire su apoyo a esta escandalosa actividad terrorista.
Raymond Sietz tenía muy buena reputación como un hombre racional, responsable y altamente sofisticado. Era enormemente respetado en los círculos diplomáticos. Escuchó, hizo una pausa y habló con gravedad. Padre, dijo, déjeme decirle algo. En la guerra,
la gente inocente siempre sufre. Se hizo un silencio helador. Lo miramos fijamente. Ni siquiera parpadeó.
La gente inocente, ciertamente, siempre sufre.
Finalmente alguien dijo: Pero en este caso la 'gente inocente' fueron víctimas de una espantosa atrocidad patrocinada por su Gobierno, una entre muchas. Si el Congreso concede más dinero a la Contra, más atrocidades de esta clase se cometerán. ¿No es así? ¿No es su gobierno por tanto culpable de apoyar actos de asesinato y destrucción sobre los ciudadanos de un estado soberano?
Seitz fue imperturbable: No estoy de acuerdo que los hechos como han sido presentados apoyen sus afirmaciones, dijo.
Según salíamos de la Embajada un ayudante estadounidense me dijo que le gustaban mis obras. No le respondí.
Debería recordarles que en ese momento el presidente Reagan hizo la siguiente declaración:
'La Contra son el equivalente moral de nuestros Padres Fundadores'.
Los Estados Unidos apoyaron la dictadura brutal de Somoza en Nicaragua durante 40 años. Los nicaragüenses, dirigidos por los Sandinistas, derrocaron el régimen en 1979, una revolución popular sobrecogedora.
Los Sandinistas no eran perfectos. Poseían su dosis de arrogancia y su filosofía política contenía elementos contradictorios. Pero eran inteligentes, racionales y civilizados. Se dispusieron a crear una sociedad pluralista, decente y estable. La pena de muerte fue abolida. Cientos de miles de campesinos afligidos por la pobreza fueron rescatados de la muerte. Más de cien mil familias recibieron tierras. Dos mil colegios fueron construidos. Una destacable campaña de alfabetización redujo el
analfabetismo en el país a menos de un séptimo. Se establecieron educación y servicio sanitario gratuitos. La mortalidad infantil se redujo en un tercio. La polio fue erradicada.
Los Estados Unidos denunciaron estos logros como subversión marxista/leninista. A la vista del Gobierno estadounidense, se estableció un ejemplo peligroso. Si se permitiera a Nicaragua establecer normas básicas de justicia social y económica, si se permitiera elevar los estándares de cuidado sanitario y educación y alcanzar unidad social y autoestima nacional, países vecinos se harían las mismas preguntas y harían las mismas cosas. Hubo por supuesto en aquel momento una resistencia fiera al cambio de situación en El Salvador.
Hablé antes sobre 'un tapiz de mentiras' que nos rodea. El presidente Reagan escribía normalmente a
Nicaragua como una 'caverna totalitaria'. Esto fue aceptado por los medios de comunicación, y ciertamente por el gobierno británico, como un comentario acertado y justo. Pero de hecho, bajo el gobierno Sandinista, no hubo constancia de escuadrones de la muerte. No hubo constancia de tortura. No hubo constancia de brutalidad militar oficial sistemática. Ningún sacerdote fue asesinado en Nicaragua. De hecho había tres sacerdotes en el gobierno, dos jesuitas y un misionero Maryknoll. Las cavernas totalitarias estaban realmente en la puerta de al lado, en El Salvador y Guatemala. Los Estados Unidos habían derrocado el gobierno de Guatemala elegido democráticamente en 1954 y se estima que más de 200.000 personas fueron víctimas de dictaduras militares consecutivas.
Seis de los jesuitas más distinguidos del mundo fueron salvajemente asesinados en la Universidad de América Central en El Salvador en 1989 por un batallón del regimiento Alcatl entrenado en Fort Benning, Georgia, Estados Unidos. El arzobispo Romero, hombre extremadamente valiente, fue asesinado mientras pronunciaba una misa. Se estima que 75.000 personas murieron. ¿Por qué fueron asesinados? Fueron asesinados porque creían que una vida mejor era posible y debiera ser buscada. Esa creencia inmediatamente los clasificó como comunistas. Murieron porque se atrevieron a cuestionar la situación, la interminable extensión de pobreza, enfermedad, degradación y opresión que había sido su herencia de nacimiento.
Los Estados Unidos derrocaron finalmente al régimen Sandinista. Les llevó varios años y una considerable resistencia pero una persecución económica implacable y 30.000 muertos minaron finalmente el espíritu de los nicaragüenses. Estaban exhaustos y la pobreza golpeó de nuevo. Los casinos volvieron al país. La sanidad y educación gratuitas se acabaron. Los grandes negocios volvieron con venganza. La 'Democracia' había prevalecido.
Pero esta 'política' no se restringió de ningún modo a América Central. Se llevó a cabo en todo el mundo. Nunca acabó. Y es como si nunca hubiera sucedido.
Los Estados Unidos apoyaron y en muchos casos crearon cada una de las dictaduras militares de extrema derecha del mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Me refiero a Indonesia, Grecia, Uruguay, Brasil, Paraguay, Haití, Turquía, Filipinas, Guatemala, El Salvador y, por supuesto, Chile. El horror causado por los Estados Unidos en Chile en 1973 nunca podrá ser purgado ni perdonado.
Cientos de miles de muertes tuvieron lugar en todos estos países. ¿Tuvieron lugar? ¿Y son en todos los casos atribuibles a los Estados Unidos? La respuesta es sí, tuvieron lugar y son atribuibles a la política exterior americana. Pero no puede saberse.
Nunca ocurrió. Nada ocurrió. Incluso mientras ocurría, no estaba ocurriendo. No importaba. No era de interés.
Los crímenes de los Estados Unidos han sido sistemáticos, constantes, salvajes, sin remordimientos, pero muy pocas personas han hablado realmente sobre ellos. Hay que agradecérselo a Estados Unidos. Ha ejercido una manipulación clínica del poder en todo el mundo mientras llevaba una máscara de fuerza para el bien universal. Es un acto de hipnosis brillante, astuto y de elevado éxito.
Lo que sostengo es que los Estados Unidos es sin duda el espectáculo más grande en la carretera. Puede ser brutal, indiferente, despreciativo y despiadado pero es también muy inteligente. Como un vendedor que viaja solo y vende auto-compasión. Es un ganador. Se puede escuchar en televisión a todos los presidentes americanos decir las palabras, 'el pueblo americano', como en la frase, 'Yo digo al pueblo americano que es hora de rezar y defender los derechos del pueblo americano y pido al pueblo americano que confíe en su presidente, en la decisión que está a punto de tomar en nombre del pueblo americano.'
Es una estratagema brillante.
El lenguaje se utiliza realmente para dejar a un lado el pensamiento. Las palabras 'el pueblo americano' proporcionan un verdadero y voluptuoso colchón de reafirmación. Uno no tiene que pensar. Sólo descansar en el colchón. El colchón puede estar ahogando tu inteligencia y tu capacidad de crítica pero es muy cómodo. Esto no es aplicable por supuesto a los 40 millones de personas que viven por debajo del nivel de pobreza y a los dos millones de mujeres y hombres encarcelados en el inmenso Gulag de prisiones que se extiende a través de Estados Unidos.
Los Estados Unidos no se molestan más en los conflictos de baja intensidad. Ya no ven la necesidad de mostrarse reticentes o distraídos. Ponen sus cartas encima de la mesa sin miedo. Sencillamente no les importa nada las Naciones Unidas, la ley internacional o la disensión crítica, que consideran impotente e irrelevante. También tiene a su propio corderito detrás atado con una correa, la patética y supina Gran Bretaña.
¿Qué ha ocurrido con nuestra sensibilidad moral? ¿La tuvimos alguna vez? ¿Qué significan estas palabras? ¿Se refieren a un término raramente empleado estos días - conciencia? ¿Es una conciencia que tiene que ver no sólo con nuestros propios actos sino con nuestra responsabilidad compartida en los actos de otros? ¿Ha muerto todo esto? Obsérvese
Guantánamo. Cientos de personas detenidas sin cargos durante más de tres años, sin representación legal o proceso judicial pendiente, detenidos técnicamente para siempre. Esta estructura totalmente ilegítima se mantiene
desafiando la Convención de Ginebra. No sólo es tolerada sino apenas cuestionada por la llamada 'comunidad internacional'. Este atentado criminal está siendo cometido por un país que se declara así mismo el 'líder del mundo libre'. ¿Pensamos en los presos de Guantánamo? ¿Qué dicen los medios sobre ellos? Ocasionalmente aparece un pequeño artículo en la página seis. Han sido confinados en tierra de nadie de la cual seguramente jamás vuelvan. Actualmente muchos están en huelga de hambre, alimentados a la fuerza, incluyendo ciudadanos británicos. No hay lindezas en los procedimientos de alimentación forzada. No hay sedantes ni anestésicos. Sólo un tubo introducido por la nariz y hasta la garganta. Se vomita sangre. Eso es tortura. ¿Qué ha dicho el Ministro de Exteriores británico sobre esto? Nada. ¿Por qué no? Por que Estados Unidos ha dicho: criticar nuestra conducta en Guantánamo constituye un acto del enemigo. Estás con nosotros o contra nosotros. Así Blair calla.
La invasión de Irak fue un acto de bandidaje, un acto de terrorismo de estado descarado, demostrando un absoluto desprecio por el concepto de ley internacional. La invasión fue una acción militar arbitraria inspirada por una serie de mentiras sobre mentiras y grosera manipulación de los medios y, por tanto, del público; un acto destinado a consolidar el control político y militar de Oriente Medio enmascarando como liberación todas las anteriores justificaciones y tras fracasar en justificarse a ellos mismos. Un formidable despliegue de fuerza militar responsable de la muerte y mutilación de miles y miles de personas inocentes.
Hemos llevado tortura, bombas de fragmentación, de uranio empobrecido, innumerables actos de asesinato aleatorio, miseria, degradación y muerte al pueblo iraquí y lo hemos llamado 'llevar la libertad y la democracia a Oriente Medio'.
¿Cuántas personas hay que matar antes de ser calificado como un asesino en masa o un criminal de guerra? ¿Cien mil? Más que suficientes, hubiera pensado. Por tanto es justo que
Bush y Blair sean llevados ante el Tribunal Penal Internacional. Pero Bush ha sido listo. No ha ratificado el Tribunal Penal Internacional. Así si cualquier soldado americano o político se sienta en el banquillo, Bush ha avisado que enviará a los marines. Pero Tony Blair ha ratificado el Tribunal y por tanto puede ser acusado. Podemos darle al Tribunal su dirección si están interesados. Es el número 10 de Downing Street, Londres.
La muerte en este contexto es irrelevante. Ambos, Bush y Blair colocan la muerte fuera, en el patio trasero. Al menos 100.000 iraquíes murieron por las bombas y misiles americanos antes de que la insurgencia iraquí empezara. Estas personas no han tenido su momento. Sus muertes no existen. Son nulas. Ni siquiera han sido contabilizados como muertos.
'No contamos las bajas', dijo el general americano Tommy Franks.
Al comienzo de la invasión se publicó en la portada de los periódicos británicos una fotografía de Tony Blair besando en la mejilla a un niño iraquí. 'Un niño agradecido', decía el pie de foto. Unos días después se publicó una historia y una fotografía, en las páginas interiores, de otro chico de cuatro años sin brazos. Su familia había sido destruida por un misil. Era el único superviviente. '¿Cuando me devuelven mis brazos?' preguntaba. La historia desapareció. Bien, Tony Blair, no le cogió en sus brazos, ni tampoco el cuerpo de ningún chico mutilado, ni el cuerpo de ningún cadáver sangriento. La sangre es sucia. Ensucia tu camisa y corbata cuando estás haciendo un discurso sincero ante la televisión.
Los 2.000 americanos muertos resultan embarazosos. Se les transporta a sus tumbas en la oscuridad. Los funerales son inaccesibles, para que no puedan causar daño. Los mutilados se pudren en sus camas, algunos para el resto de sus vidas. Así los muertos y los mutilados ambos se pudren, en diferentes tipos de tumbas.
Aquí muestro un extracto de un poema de Pablo Neruda, 'Explico algunas cosas':
Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.
Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!
Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!
Generales traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.
Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?
Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!
Permítanme dejar claro que citando el poema de Pablo Neruda no estoy en absoluto comparando la España Republicana con el Irak de Saddam Hussein. Cito a
Neruda porque nunca en poesía contemporánea he leído una descripción visceral tan poderosa del bombardeo de civiles.
He dicho antes que los Estados Unidos ahora es totalmente franco al poner las cartas sobre la mesa. Así es. Sus oficiales declararon que la política ahora consiste en 'dominación de todo el espectro'. Esa expresión no es mía, es suya. 'Dominación de todo el espectro' significa
control de tierra, mar, aire y espacio y todos los recursos incluidos.
Los Estados Unidos ocupan ahora 702 instalaciones militares en 132 países en todo el mundo, con la honrosa excepción de Suecia, por supuesto. No sabemos muy bien como lo consiguieron pero lo hicieron.
Los Estados Unidos poseen 8.000 cabezas nucleares operacionales y activas. Dos mil están en alerta instantánea, preparadas para ser lanzadas con un aviso de 15 minutos. Están desarrollando nuevos sistemas de armamento nuclear de alto poder penetrante, conocidos como 'bunker busters'. Los británicos, siempre cooperativos, están tratando de reemplazar su propio misil nuclear, Trident. ¿Cuál, me pregunto, es su objetivo? ¿Osama Bin Laden? ¿Vd.? ¿Yo? ¿Joe Dokes? ¿China? ¿Paris? ¿Quién sabe? Lo que sabemos es que esta locura infantil - la posesión y uso amenazador de armas nucleares - está en el centro de la filosofía política americana actual. Debemos recordar que los Estados Unidos están en permanente alerta militar y no muestran signos de cambio.
Muchos miles, si no millones, de
personas en los Estados Unidos están palpablemente hartos, avergonzados y enfadados con las acciones de su gobierno, pero tal como están las cosas no son una fuerza política unificada todavía. Pero la ansiedad, la incertidumbre y el miedo que podemos ver crecer día a día en los Estados Unidos es improbable que disminuya.
Sé que el presidente Bush tiene muchos escritores de discursos extraordinariamente competentes pero me gustaría presentarme como voluntario para el trabajo yo mismo. Le propongo el siguiente breve mensaje que puede hacer llegar a la gente por televisión. Le veo con actitud grave, pelo peinado cuidadosamente, serio, triunfador, sincero, unas veces seductor, otras mostrando una sonrisa sardónica, atractivo, con don de gentes.
'Dios es bondadoso. Dios es grandioso. Dios es bondadoso, mi Dios es bondadoso. El Dios de Bin Laden es malvado. El suyo es un Dios malvado. El Dios de Saddam era malvado, aunque en realidad no tenía ninguno. Era un bárbaro. Nosotros no somos bárbaros. Nosotros no decapitamos a la gente. Creemos en la libertad. Y Dios también. Yo no soy un bárbaro. Yo soy el líder democráticamente elegido de una democracia amante de la libertad. Somos una sociedad compasiva. Nosotros proporcionamos electrocuciones e inyecciones letales compasivas e indoloras. Somos una gran nación. Yo no soy un dictador. El sí. Yo no soy un bárbaro. Él sí. Él lo es. Todos lo son. Yo poseo autoridad moral. ¿Ven este puño? Esta es mi autoridad moral. No lo olviden.'
La vida de un escritor es enormemente vulnerable, casi una actividad desnuda. No hay por qué llorar por ello. El escritor hace su elección y se mantiene con ella. Pero es cierto que uno está abierto a todos los vientos, algunos de ellos fríos de veras. Uno está solo, fuera en el limbo. Uno no encuentra refugio o protección a menos que mienta, en cuyo caso por supuesto ha construido su propia protección y uno puede llegar a convertirse en un político.
Me he referido a la muerte muchas veces esta noche. Ahora citaré un poema mío titulado 'Muerte'.
¿Dónde se encontró el cadáver?
¿Quién encontró el cadáver?
¿Estaba muerto cuando fue encontrado?
¿Cómo fue encontrado el cadáver?
¿Quién era el muerto?
¿Quiénes eran el padre, la hija, el hermano,
El tío, la hermana, la madre, el hijo
Del cuerpo abandonado sin vida?
¿Yacía el cuerpo ya sin vida cuando fue abandonado?
¿Se abandonó el cuerpo?
¿Por quién fue el cuerpo abandonado?
¿Estaba el cadáver desnudo o vestido para un viaje?
¿Qué te hizo declarar que el muerto estaba muerto?
¿Declaraste que el muerto estaba muerto?
¿Conocías bien al muerto?
¿Como supiste que el muerto estaba muerto?
¿Lavaste el cadáver?
¿Cerraste sus ojos?
¿Enterraste su cuerpo?
¿Lo abandonaste?
¿Besaste al muerto?
Cuando miramos en un espejo creemos que la imagen que se refleja es precisa. Pero si te mueves un milímetro la imagen cambia. Estamos mirando a un inacabable conjunto de reflejos. Pero a veces un escritor tiene que romper el espejo -porque es en el otro lado de ese espejo que la verdad nos está mirando.
Creo que a pesar de la enorme cantidad de obstáculos que existen, desenvolviéndose, retorciéndose, la
determinación incansable intelectual, como ciudadanos, de
definir la realidad de nuestras vidas y nuestras sociedades es una obligación crucial que tenemos sobre nosotros. De hecho es una obligación.
Si tal determinación no es incorporada a nuestra visión política no tenemos ninguna esperanza de restaurar lo que casi ya hemos perdido -
la dignidad del hombre.