El problema de Grecia, el problema de España

Caciquismo, corrupción, nepotismo, amiguismo, especulación, explotación, precariedad laboral, el problema de Grecia, el problema de España. Las causas de los disturbios de Grecia. Los jóvenes, nuestra última esperanza en un mundo corrompido por gobiernos mafiosos y sicarios a sueldo.

Los medios de comunicación cómplices, como bien explica Juan Carlos Escudier prefieren centrarse en las consecuencias y mirar para otro lado y Aguirre, o la cólera de Dios, quiere ajustar cuentas con Mayo de 1968.

Disturbios en Grecia (ZNet - Le Monde Diplomatique)

Los disturbios que han asolado las grandes ciudades griegas -especialmente Atenas- los últimos días son el testigo del desequilibrio de una sociedad que durante años pasó de ser parte de los Balcanes a parte de Europa. La muerte el 6 de diciembre de 2008 del joven de 15 años, Andreas Grigoropoulos, provocada por un tiro de la policía fue la chispa lanzada en un barril de dinamita listo para explotar. Enfrentados a miles de jóvenes que están llevando a cabo una verdadera acción de guerrilla urbana -quemando tiendas y coches, apedreando a las fuerzas del orden- el gobierno parece incapaz de restaurar la paz.

Es impotente porque está en declive, minado a lo largo del tiempo por la corrupción y el amiguismo. había mostrado ya su incompetencia durante la ola de incendios que arrasó el Peoloponeso y Attica durante el verano de 2007. Y aquello fue un fenómeno natural hasta cierto punto. El gobierno conservador de Costas Caramanlis, que se preparaba para las elecciones
generales, rápidamente anunció la distribución de millones de euros para beneficio de los que habían sufrido pérdidas en los incendios. Una vez las elecciones terminaron, las víctimas jamás vieron un céntimo.

No es una cuestión de partidos políticos. El partido socialista (PASOK), que controlaba el gobierno entre 1980 y 1990, sufre de los mismos males que la derecha. Fue incapaz -o no quiso- construir un estado de derecho moderno. Las grandes familias -los Caramanlis, Mitsotakis, Papandreou- que se sucedieron en el poder durante décadas, se han beneficiado, junto con sus leales seguidores, de un sistema en el cual gran parte de la población se reparte las migajas.

El acceso de Grecia a Europa, luego la globalización, han hecho temblar esas arcaicas relaciones. En veinte años, el país se ha modernizado rápidamente, sin liberarse de sus malos hábitos. Los estudiantes se quedan en la universidad hasta más allá de los 30 años para evitar encontrarse en el mercado de trabajo. Los trabajadores de compañías estatales sufren privatizaciones y los
funcionarios recortes de presupuestos.

La crisis social explica, sin justificar, la violencia de los últimos días. El gobierno del Sr. Caramanlis puede restaurar la paz. Pero es demasiado débil para resolver las raíces del
desorden.