RezzPolitics

«Fere libenter homines id quod volunt credunt» (Los hombres tienden a creer aquello que les conviene) - Julio César

Opinión sobre actualidad política y música desde un punto de vista independiente, libertario y librepensador

 

Últimos Artículos

Crisis: Dinero, Crack y resaca
Muerte accidental de un anarquista
Grecia: La protesta que no cesa
Grecia: las causas y no las consecuencias
Los siete "déficits" capitales
Madoff: estafa piramidal a gran escala
El problema de Grecia, el problema de España
Grecia se rompe...
Las diez peores predicciones de 2008
Rentabilizar cada dólar invertido - Joseph Stiglitz

Enlaces

Psicópatas Corp
Alter Economía
Juan Torres López
Javier Ortiz
Rebelión
ZNet
Red Voltaire
Foreign Policy In Focus
Guerrilla News network
Indymedia
---------------------------

Archivo

enero 2005
febrero 2005
marzo 2005
abril 2005
julio 2005
agosto 2005
septiembre 2005
noviembre 2005
diciembre 2005
marzo 2006
abril 2006
mayo 2006
julio 2006
agosto 2006
septiembre 2006
octubre 2006
noviembre 2006
diciembre 2006
enero 2007
mayo 2007
junio 2007
enero 2008
febrero 2008
noviembre 2008
diciembre 2008
enero 2011
Current Posts

Mundo Blog


Powered by Blogger

 

domingo, julio 30, 2006

La recompensa por el vasallaje

Algunos de los líderes del Partido Popular ya han recibido la recompensa por el vasallaje y la obediencia debida hacia Estados Unidos por la guerra de Irak:

José María Aznar ha sido nombrado consejero de News Corporation, el grupo de comunicación de Rupert Murdoch

Ana de Palacio ha sido nombrada Vicepresidenta del Banco Mundial por su nuevo presidente, Wolfowitz, ex-subsecretario de Defensa en el gabinete de Bush y uno de los halcones que más impulsó la guerra de Irak.

Loyola de Palacio ha sido fichada por el banco privado Rotschild como Miembro del European Advisory Council

Rodrigo Rato fue nombrado Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, que a su vez nombró a Jaime Caruana jefe de un nuevo super-departamento en temas monetarios y financieros

Etiquetas:

lunes, julio 17, 2006

En manos de fanáticos

Artículo de 19/02/2003, pero aún de actualidad

¿Estamos en manos de fanáticos? ¿Qué pasaría si altos miembros del gobierno republicano no sólo tuvieran estrechos lazos con corporaciones petrolíferas sino con empresas dedicadas al armamento y la defensa?, ¿no les llevaría esto a tener una cierta tendencia a llevar a cabo acciones que supusieran el uso de la fuerza más a menudo de lo necesario? ¿Y si además estos miembros del gobierno tuvieran lazos muy estrechos con el gobierno de Israel? Y si algunos de esos miembros del gobierno estuvieran realmente convencidos que algunos países árabes constituyen el "eje del mal" y suponen una serie amenaza hacia Israel y sintieran la necesidad de defender a muerte a este país? ¿Y si fueran realmente fanáticos en este sentimiento?

Aquí aparecen algunas asociaciones en las que están involucrados altos cargos del gobierno republicano y sus objetivos. En algunas de ellas están Wolfowitz y Perle, apodados por Condoleeza Rice como the "Vulcans", los halcones entre los halcones, Wolfowitz también es apodado el velociráptor.


Project for a New American Century (PNAC)
(Proyecto para un Nuevo Siglo Americano)
Miembros: Dick Cheney (VP), Donald Rumsfeld (Defense Secretary), Paul
Wolfowitz (Deputy Assistant Secretary of Defense), Jeb Bush, Steve Forbes, Frank Gaffney (Former Deputy Assistant Secretary of Defense)

Nuestro objetivo es recordar a los americanos estás lecciones y extraer consecuencias para hoy, Aquí están la cuatro consecuencias:

. Necesitamos incrementar nuestro gasto en armamento significativamente si queremos llevar a cabo nuestras responsabilidades de hoy y modernizar nuestras fuerzas armadas para el futuro

. Necesitamos reforzar nuestros lazos con nuestros aliados democráticos y hacer frente a regímenes hostiles a nuestros intereses y valores.

. Necesitamos promover la causa de la libertad política y económica en el exterior.

. Necesitamos aceptar la responsabilidad del papel único reservado a América en preservar y extender un orden internacional amistoso para nuestra seguridad, nuestra prosperidad y nuestros principios.

Jewish Institute for National Security Affairs (JINSA)
(Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional)
Miembros: Richard Perle (asesor del Pentágono para asuntos de Defensa)
James Woolsey (ex-director de la CIA), Cheney también perteneció.

Objetivos de JINSA:

1. Educar al público americano acerca de la importancia de una capacidad defensiva efectiva de los EE UU para que nuestro sintereses vitales como americanos sean salvaguardados.

2. Infomar a la comunidad de asuntos exteriores y defensa americana del importante pepel que Israel juega y puede jugar en reforzar los intereses democráticos en el Mediterráneo y en Oriente Medio.


Center for Security Policy (CSP)
(Centro para la Política de Seguridad)
Miembros: Richard Perle, James Woolsey(ex director general de la CIA), Frank Gaffney, Garry Kasparov (ex-campeón del mundo de ajedrez)

Misión del Centro para la Política de Seguridad
Promover la paz en el mundo a través de la fortaleza americana.

"Durante años, el Centro para la Política de Seguridad ha ayudado a asegurar un debate sobre seguridad nacional vigoroso y, al hacerlo, ha fortalecido nuestra seguridad nacional, con energía persistencia y patriotismo".

- Secretario de Defensa Donald Rumsfeld
4 de Marzo de 2001

The Nation dice que "JINSA y CSP son dos organizaciones solapadas, financiadas por una red de fundaciones conservadoras y entidades de relacione públicas respaldadas por organizaciones sionistas americanas de extrema-derecha, junto con dinero proveniente de empresas contratistas de Defensa como Northrop Grumman, Lockheed Martin, General Dynamics, Alliant Tech Systems, Boeing, Ball Aerospace and Technologies, and Hewlett Packard (que suministran ordenadores para control de misiles)"

The Nation, 2-9 Septiembre 2002

American Israel Public Affairs Committee (AIPAC)
(Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos)
Agenda:
1. Aislar al Gobierno Palestino liderado por Hamás
2. Evitar que Irán adquiera armas nucleares
3. Apoyar a Israel para asegurar la seguridad de la única democracia en Oriente Medio
4. Defender israel frente a las amenzas de mañana
5. Prepara la siguiente genración de líderes pro-israel
6. Educar al Congreso acerca de la relación EE UU - Israel


Basta echar un vistazo a la página del Grupo de Estudios Estratégicos GEES para encontrar otras organizaciones:

American Enterprise Institute for Public Policy Research (AEI)
(Instituto de Empresa Americano para la Investigación en Política Pública)

Foundation For Defense of Democracies (FDD)
(Fundación para la Defensa de las Democracias)

Middle East Forum (MEF)
(Foro de Oriente-Medio)

Etiquetas:

domingo, julio 16, 2006

El Lobby de Israel (III)


The Israel Lobby
John Mearsheimer and Stephen Walt


El Lobby no quiere un debate abierto, porque ello podría llevar a los estadounidenses a cuestionar el nivel de apoyo que proporcionan. Por tanto, las organizaciones pro-Israel trabajan duro para controlar las instituciones que más influyen en la opinión popular.

La perspectiva del Lobby prevalece en los medios de comunicación principales: el debate entre los expertos en Oriente Medio, escribe el periodista Eric Alterman, está 'dominado por gente que ni se plantea criticar a Israel'. Enumera 61 columnistas y comentaristas en los que se puede contar para apoyar a Israel reflexivamente y sin cualificación'. Por contra, encontró sólo cinco expertos que constantemente critican las acciones de Israel y defienden las posiciones árabes. Los periódicos a veces publican artículos de opinión invitados que desafían la política Israelí, pero el balance de opinión claramente favorece al otro lado. Es dífícil imaginar que algún medio importante en EEUU publique un artículo de estos.

'Shamir, Sharon, Bibi -sea lo que fuera que ellos quieran me parece bien', dijo una vez Robert Barley. No sorprende que su periódico, el Wall Street Journal, junto con otros periódicos destacados como el Chicago Sun-Times y el Washington Times, habitualmente publican editoriales que respaldan fuertemente a Israel. Revistas como Commentary, New Republic y Weekly Standard defienden a Israel a cada oportunidad.

Los editoriales parciales también se encuentran en periódicos como el New York Times, que a veces critica las políticas israelíes y a veces admite que los Palestinos tienen quejas justificadas, pero no es equilibrado. En sus memorias, el antiguo editor ejecutivo del periódico Max Frankel reconoce el impacto que su propia actitud tuvo en sus decisiones editoriales: 'Estuve mucho más dedicado a Israel de lo que me atrevía a segurar... fortalecido por mi conocimiento de Israel y mis amigos allí, yo mismo escribía la mayoría de nuestros comentarios sobre Oriente Medio. Como más árabes que judíos reconocían, los escribía desde una perspectiva pro-Israel'.

Los reportajes de noticias son más equilibrados, en parte porque los reporteros se esfuerzan por ser objetivos, pero también porque es difícil cubrir acontecimientos en los Territorios Ocupados sin reconocer las acciones de Israel sobre el terreno. Para desalentar las informaciones desfavorables, el Lobby organiza campañas de envio de cartas, manifestaciones y boicots de medios cuyo contenido considera anti-Israel. Un ejecutivo de CNN ha dicho que a veces recibe 6000 e-mails en un sólo día quejándose sobre algún artículo. En Mayo de 2003, el Comité pro-Israel para una divulgación acertada del Oriente Medio en EEUU (CAMERA) organizó manifestaciones a las puertas de las estaciones de la radio nacional pública (NPR) en 33 ciudades; intentó persuadir a contribuyentes de retirar su apoyo a la NPR hasta que su cobertura sobre Oriente Medio fuera más favorable a Israel. La estación de la NPR en Boston, WBUR, informo de pérdidas de más de 1 millón de dólares en contribuciones como consecuencia de esta campaña. Presiones posteriores sobre la NPR han llegado de amigos de Israel en el Congreso, que han pedido una auditoría interna de su cobertura de Oriente Medio así como más control.

El lado israelí también domina los think tanks que juegan un papel importante en modelar el debate público así como la política. El Lobby creó su propio think tank en 1985, cuando Martin Indyk ayudó a fundar WINEP. Aunque WINEP minimiza sus lazos con Israel, aportando supuestamente una perspectiva 'balanceada y realista' en asuntos sobre Oriente Medio, está financiado y gestionado por individuos profundamente involucrados en llevar a cabo la agenda israelí.

La influencia del Lobby se extiende más allá de WINEP. Durante los últimos 25 años, las fuerzas pro-Israel han establecido un mandato en el American Enterprise Institute, la Brookings Institution, el Center for Security Policy, el Foreign Policy Research Institute, la Heritage Foundation, el Hudson Institute, el Institute for Foreign Policy Analysis y el Jewish Institute for National Security (JINSA). Estos think tanks hacen pocas críticas, si acaso alguna, del apoyo de EEUU a Israel.

Tómese por ejemplo la Brookings Institutions. Durante muchos años, su experto senior en Oriente Medio fue William Quandt, un antiguo oficial de la NSC con una merecida reputación de imparcialidad. Hoy, la cobertura de Brookings está dirigida a través del Saban Center for Middle East Studies, que está financiado por Haim Saban, un hombre de negocios americano-israelí y ardiente sionista. El director del centro es el ubicuo Martin Indyk. Lo que una vez fue un instituto político no partidista hoy forma parte del coro pro-israelí.

Donde el Lobby ha tenido mayor dificultad es reprimiendo el debate en las universidades. En 1990, cuando se desarrollaba el proceso de paz de Oslo, apenas había tibias críticas a Israel, pero crecieron con el colapso de Oslo y la llegada al poder de Sharon, volviéndose más fuertes cuando el IDF retomó Cisjordania en la primavera de 2002 y empleó una fuerza desproporcionada para reprimir la segunda intifada.

El Lobby se movilizó inmediatamente para 'recuperar el campus universitario'. Nuevos grupos surgieron, como la Caravana para la Democracia, que atrajo a oradores israelíes a las facultades estadounidenses. Estableció grupos como el Consejo Judío por los Asuntos Públicos al que se unió Hillel, un nuevo grupo, la Coalición de Israel en el Campus, se formó para coordinar a los numerosos grupos que ahora buscaban exponer la causa israelí. Finalmente, AIPAC más que triplicó sus gastos en programas para controlar las actividades de la universidad y entrenar jóvenes defensores, para 'incrementar el número de estudiantes involucrados en el campus...en el esfuerzo pro-Israel'.

El Lobby también controla lo que los profesores escriben y enseñan. En Septiembre de 2002, Martin Kramer y Daniel Pipes, dos apasionados neoconservadores pro-Israel, crearon una página web (Campus Watch) que publicaba dossiers de académicos sospechosos y animaba a los estudiantes a denunciar comentarios o comportamientos que pudieran considerar hostiles a Israel. Este claro intento de amenazar e intimidar al profesorado provocó una airada reacción y Pipes y Kramer eliminaron posteriormente los dossiers, pero la página web todavía invita a los estudiantes a denunciar actividad anti-Israel.

Grupos dentro del Lobby presionan a académicos y universidades. Columbia ha sido un objetivo frecuente, sin duda por la presencia de Edward Said en esta universidad. 'Uno puede estar seguro de que cualquier comentario público en apoyo de los Palestinos por el prominente crítico literario Edward Said generará cientos de e-mail, cartas y comentarios periodísticos que piden denunciar a Said y sancionarle o despedirle', dijo su anterior rector, Jonathan Cole. Cuando Columbia contrató al historiador Rashid Khalidi de Chicago, sucedió lo mismo. Fue un problema al que también se enfrentó Princeton un años después cuando consideró llevarse a Khalidi.

Una ilustración clásica del esfuerzo por vigilar el mundo académico ocurrió a finales de 2004, cuando David Project produjo una película en la que alegaba que miembros del departamento de estudios de Oriente medio de Columbia eran antisemitas e intimidaban a estudiantes judíos que defendían a Israel. Columbia fue tremendamente criticada, pero un comité universitario que fue asignado para investigar los cargos no encontró evidencia alguna de antisemitismo y el único incidente que mereció la pena destacar fue que un profesor 'respondió acaloradamente' a una pregunta de un estudiante. El comité también descubrió que los académicos en cuestión habían sido objeto de una campaña de intimidación.

Quizás el aspecto más pertubador son los esfuerzos que grupos judíos han hecho para presionar al Congreso para que establezca mecanismos para controlar lo que los profesores dicen. Si consiguen pasar esta ley, se denegará financiación federal a las universidades que se considere que tengan un sesgo anti-Israel. Sus esfuerzos todavía no han fructificado, pero son una indicación del esfuerzo dedicado a controlar el debate.

Un número de filántropos judíos han establecido recientemente programas de estudios sobre Israel (añadidos a los 130 programas de estudios judíos ya existentes) para incrementar el número de académicos simpatizantes de Israel. En Mayo de 2003, la Universidad de Nueva York anunció la creación del Centro Taub para Estudios Israelíes; programas similares se han puesto en marcha en Berkeley, Brandeis y Emory. Administradores académicos enfatizan su valor pedagógico, pero lo cierto es que están orientados fundamentalmente a promover la imagen de Israel. Fred Laffer, el director de la fundación Taub, deja claro que su fundación financió el centro de la Universidad de Nueva York para ayudar a contrarrestar el 'punto de vista árabe' que cree que es dominante en los programas de Oriente Medio de la Universidad de Nueva York.

Ninguna discusión sobre el Lobby sería completa sin un examen de una de sus armas más poderosas: el cargo de anti-semitismo. Cualquiera que critica las acciones de Israel o que argumenta que los grupos pro-Israel tienen una influencia significativa sobre la política estadounidense en Oriente Medio -una influencia que AIPAC celebra- tiene muchas probabilidades de ser tachado de anti-semita. De hecho, cualquiera que simplemente afirme que existe un Lobby de Israel corre el riesgo de ser acusado de antisemitismo, incluso aunque los medios israelíes hagan referencia al 'Lobby Judío'. Es decir, el Lobby por un lado alardea de su influencia y por otro lado ataca a cualquiera que llame la atención sobre él. Es una táctica muy efectiva: anti-semitismo es algo de lo que nadie quiere ser acusado.

Los europeos han sido más proclives que los estadounidenses a criticar la política de Israel, que algunos atribuyen al resurgir del anti-semitismo en Europa. Estamos 'llegando a un punto', dijo a principios de 2004 el embajador de EEUU en la Unión Europea, 'donde es tan malo como lo era en los años 30'. Medirel anti-semitismo es un asunto complicado, pero el peso de la evidencia apunta en la dirección contraria. En la primavera de 2004, cuando las acusaciones de anti-semitismo europeo llegaron a EEUU, distintas encuestas europeas de opinión pública realizadas por la Liga Anti Difamación de EEUU y el Pew Research Center for the People and the Press encontraron que el anti-semitismo estaba en declive. En los años 30, por contraste, el antisemitismo no sólo estaba extendido entre los europeos de todas las clases sino que estaba bien visto.

El Lobby y sus amigos a menudo retratan a Francia como el país más anti-semita de Europa. Pero en 2003, el líder de la comunidad judía francesa dijo que 'Francia no es más anti-semita que EEUU'. Según un reciente artículo en Ha'aretz, la policía francesa había informado que los incidentes anti-semitas habían disminuido casi un 50% en 2005; y ello a pesar de que Francia tiene la población musulmana más grande de toda Europa. Por último, cuando un judío francés fue asesinado en París hace un mes por una banda musulmana, decenas de miles de manifestantes salieron a la calle para condenar el anti-semitismo. Jacques Chirac y Dominique de Villepin acudieron al funeral para mostrar su solidaridad.

Nadie niega que haya anti-semitismo entre los musulmanes europeos, en parte provocado por el comportamiento de Israel hacia los palestinos y en parte por un comportamiento directamente racista. Pero esto es un asunto distinto que nada tiene que ver con el anti-semitismo de los años 30. Tampoco nadie niega que todavía haya anti-semitas autóctonos en Europa (como los hay en EEUU) pero sus números son pequeños y sus opiniones ampliamente rechazadas por la mayoría de europeos.

Los defensores de Israel, cuando son presionados para ir más allá de la mera afirmación, afirman que hay un 'nuevo anti-semitismo', que ellos asocian con la crítica a Israel. Es decir, si se critica la política de Israel se es por definición un anti-semita. Cuando el sínodo de la Iglesia de Inglaterra votó recientemente dejar de invertir en Caterpillar Inc. en base a que fabrica excavadoras usadas por los israelíes para demoler casas palestinas, el rabí jefe se quejó de que esto 'tendría las repercusiones más adversas en... las relaciones judeo-cristianas de Gran Bretaña', mientras que el rabí Tony Bayfield, el líder del movimiento por la reforma, dijo: 'Hay un claro problema de anti-sionismo - que roza en el antisemitismo- actitudes que surgen de la base, e incluso de los estratos intermedios de la Iglesia'. Pero la Iglesia era culpable únicamente de protestar contra la política del gobierno israelí.

Los críticos son también acusados de tener una opinión injusta de Israel o de cuestionar su derecho a existir. Pero esto son acusaciones infundadas. Los críticas occidentales de Israel jamás cuestionan su derecho a existir: cuestionan su comportamiento hacia los palestinos, como lo hacen los propios israelíes. Tampoco es Israel juzgado de forma injusta. El tratamiento de los palestinos por parte de Israel provoca las críticas porque es contrario a los principios de los derechos humanos, a la ley internacional y al principio nacional de auto-determinación. Y es casi el único estado que ha recibido duras críticas por estos motivos.

En el otoño de 2001, y especialmente en la primavera de 2000, la administración Bush intentó reducir el sentimiento anti-americano en el mundo árabe y debilitar el apoyo
a grupos terroristas como Al-Qaida frenando las políticas expansionistas en los Territorios Ocupados y defendiendo la creación de un estado Palestino. Bush tenia importantes medios de persuasión a su disposición. Podría haber amenazado de reducir el apoyo económico y diplomático a Israel, y el pueblo americano le hubiera apoyado. Una encuesta de mayo 2003 informó que más del 60% de estadounidenses estaban dispuestos a retirar ayuda a Israel si éste se oponía a la resolución del conflicto, este número se elevó a un 70% entre los 'políticamente activos'. De hecho el 73% dijo que los EEUU no debían favorecer a ninguna parte.

Aun así la administración fracasó en cambiar la política israelí y Washington acabó por respaldarla. Con el tiempo, la administración también adoptó las mismas justificaciones que Israel acerca de su posición, hasta que la retórica estadounidense acabó imitando la retórica israelí. En febrero de 2003, un titular del Washington Post resumía así la situación: 'Bush y Sharon casi idénticos en política de Oriente Medio'. La razón principal de este cambio fue el Lobby.

La historia comienza a finales de Septiembre de 2001, cuando Bush comenzó a presionar a Sharon para que se controlara en los Territorios Ocupados. También le presionó para que el ministro de Exteriores Shimon Peres se reuniera con Yasser Arafat, incluso aunque Bush era muy crítico con el liderazgo de Arafat. Bush incluso dijo públicamente que apoyaba la creación del estado palestino. Alarmado, Sharon le acusó de tratar de 'pacificar a los árabes a nuestras expensas', avisando de que Israel 'no será Checoslovaquia'.

Bush se enfureció al ser comparado a Chamberlain, y el secretario de prensa de la Casa Blanca dijo que los comentarios de Sharon eran 'inaceptables'. Sharon ofreció una disculpa formal, pero rápidamente pidió refuerzos al Lobby para persuadir a la administración y el pueblo estadounidense de que EEUU e Israel se enfrentaban a una amenaza común de terrorismo. Oficiales israelíes y representantes del Lobby insistieron en que no había una diferencia real entre Arafat y Osama Bin Laden: EEUU e Israel deberían aislar al líder elegido por los palestinos y no hay nada que hacer con él.

El Lobby acudió al Congreso. El 16 de Noviembre, 89 senadores enviaron una carta a Bush alabándole por negarse a reunirse con Arafat, pero pidiendo que EEUU no frenara a Israel en su toma de represalias contra los palestinos; la administración, escribieron, debe afirmar públicamente que apoya a Israel. Según el New York Times, la carta nació de una reunión dos semanas antes entre 'líderes de la comunidad judeo-americana y senadores clave', añadiendo que AIPAC estaba 'particularmente activo en suministrar consejo por carta'.

A finales de Noviembre, las relaciones entre Tel Aviv y Washington habían mejorado considerablemente. Esto fue en parte gracias a los esfuerzos del Lobby, pero también a la victoria inicial de EEUU en Afganistán, que redujo la percepción de necesidad de ayuda árabe en el trato con Al-Qaida. Sharon visitó la Casa Blanca a principios de Diciembre y tuvo un encuentro amistoso con Bush.

En abril de 2002, los problemas surgieron de nuevo, después de que las fuerzas armadas israelíes lanzaran la Operación Escudo Defensivo y reemprendieran el control de todas las áreas palestinas en Cisjordania. Bush sabía que las acciones de Israel dañarían la imagen de EUU en el mundo islámico y perjudicarían a la guerra contra el terrorismo, así que le exigió a Sharon que 'parara las incursiones y comenzara la retirada'. Dos días después subrayó este mensaje, diciendo que quería que 'Israel se retirara sin demora'. El 7 de abril, Condoleeza Rice, entonces consejera de seguridad nacional de Bush, dijo a los periodistas: 'Sin demora significa sin demora, significa ya'. Ese mismo día Colin Powell se fue a Oriente Medio para persuadir a ambos bandos de que dejaran de luchar y empezaran a negociar.

Israel y el Lobby se pusieron en marcha. Oficiales pro-Israel en la oficina de la vicepresidencia y en el Pentágono, expertos ne-conservadores como Robert Kagan y William Kristol, presionaron a Powell. Incluso le acusaron de haber 'eliminado la distinción entre terroristas y los que luchan contra los terroristas'. Bush mismo fue presionado por líderes judíos y cristianos evangélicos. Tom DeLay y Dick Armey fueron especialmente elocuentes acerca de la necesidad de apoyar a Israel, y DeLay y el líder de la minoría en el Senado, Trent Lott, visitaron la Casa Blanca y avisaron a Bush de dar marcha atrás.

La primera señal de que Bush se derrumababa llegó el 11 de Abril -una semana después de decir a Sharon que se retirara- cuando el secretario de prensa de la Casa Blanca dijo que el presidente creía que Sharon era 'un hombre de paz'. Bush repitió esta afirmación públicamente al regreso de Powell de su misión abortiva, y dijo a los periodistas que Sharon había respondido satisfactoriamente a su llamada para una retirada total e inmediata. Sharon no había hecho tal cosa, pero Bush no quería saber nada del tema.

Mientras tanto, el Congreso también comenzaba a apoyar a Sharon. El 2 de mayo, desestimó las objeciones de la administración y pasó dos resoluciones reafirmando su apoyo a Israel. (El voto del Senado fue de 94 a 2; la versión del Congreso pasó por 325 a 210) Ambas resoluciones afirmaban que los EEUU 'es solidario con Israel' y que los dos países estaban, citando la resolución del Congreso, 'comprometidos en una lucha común contra el terrorismo'. La versión del Congreso también condenó 'el constante apoyo al terrorismo de Yaser Arafat', que fue retratado como una parte central del problema de terrorismo. Ambas resoluciones fueron redactadas con ayuda del Lobby. Unos días después, una delegación del congreso bipartidista en una misión de búsqueda de hechos en Israel afirmó que Sharon debería oponerse a la presión de EEUU para negociar con Arafat. El 9 de mayo, un comité de apropiaciones del congreso se reunió para considerar dar a Israel 200 millones de dólares extra para la lucha contra el terrorismo. Powell se opuso al paquete pero el Lobby lo respaldó y Powell perdió.

Resumiendo, Sharon y el Lobby desafiaron al presidente de los EEUU y triunfaron. Hemi Shalev, un periodista del periódico israelí Ma'ariv, informó que los ayudantes de Sharon 'no podían esconder su satisfacción' a la vista del fracaso de Powell. Pero fueron los defensores de Israel en EEUU, no Sharon o Israel, los que jugaron un papel fundamental en la derrota de Bush.

Etiquetas:

sábado, julio 15, 2006

El Lobby de Israel (II)


The Israel Lobby
John Mearsheimer and Stephen Walt


La explicación es el inigualable poder del Lobby israelí. Nos referimos a lobby como sinónimo de la dispersa coalición de individuos y organizaciones que trabajan activamente para dirigir la política exterior estadounidense en una dirección pro-israelí. El lobby no es un movimiento unificado con un liderazgo central. No todos los judíos americanos forman parte del lobby, según una encuesta de 2004, el 36% de judíos americanos no se sienten emocionalmente unidos a Israel.

El Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelí (AIPAC) y la Conferencia de Presidentes de Importantes Organizaciones Judías, están dirigidas por representantes de la línea dura que apoyan al Partido Likud de políticas expansionistas y hostiles al acuerdo de paz de Oslo. La mayoría de los judíos americanos sin embargo está más inclinados a hacer concesiones a los palestinos.

A menudo los judíos americanos consultan a los gobernantes israelies, para asegurarse que apoyan sus objetivos. Hay un fuerte prejuicio contra la crítica de la política israelí y presionar a Israel se considera incorrecto. Edgar Bronfman Sr., presidente del congreso mundial judío, fue acusado de perfidia cuando escribió una carta al presidente Bush a mediados de 2003 para que persuadiera a Israel de no construir el muro de seguridad. Sus críticos dijeron que 'sería obsceno en el presidente del congreso mundial judío hacer lobby al preidente de EEUU en contra de políticas del gobierno de Israel'.

Los judíos americanos han organizado una increíble matriz de organizaciones para influenciar la política exterior americana, de las cuales AIPAC es la más poderosa y más conocida. En 1997, la revista Fortune preguntó a los miembros del Congreso y sus empleados que enumeraran los lobbies más poderosos en Washington. AIPAC quedó segundo detrás de la Asociación Americana de Retirados, pero delante de AFL-CIO y la Asociación Nacional del Rifle. Un estudio de National Journal de marzo de 2005 llegó a una conclusión similar y colocó a AIPAC en segundo lugar.

El lobby también incluye influyentes cristianos evangélicos como Gary Bauer, Jerry Falwell, Ralph Reed y Pat Robertson, así como Dick Armey y Tom Delay, antiguos líderes de la mayoría en el Senado, todos los cuales creen que el renacimiento de Israel es el cumplimiento de una profecía bíblica y apoyan su agenda expansionista; hacer lo contrario, creen, sería contrario a la voluntad de Dios. Neoconservadores como John Bolton, Robert Barley, el antiguo editor del Wall Street Journal, William Bennett, antiguo secretario de educación, Jeane Kirkpatrick, antiguo embajador en la ONU, y el influyente columnista George Will son fuertes seguidores.

...
...

El Lobby persigue dos estrategias: Primera, ejercer su influencia en Washington, presionando tanto al Congreso como al ejecutivo. Cualesquiera que sean las visiones individuales de determinado político o legislador, el Lobby trata de que apoyar a Israel sea la elección acertada. Segunda, luchar por asegurar que el discurso público retrate a Israel con un enfoque positivo, repitiendo mitos acerca de su fundación y promoviendo su punto de vistaen debates políticos. El objetivo es evitar que comentarios críticos obtengan audiencia en la arena política. Controlar el debate es esencial para garantizar el apoyo de EE UU. porque una discusión honesta de las relaciones americano-israelíes podría llevar a los estadounidenses a favorecer una política diferente.

Un cimiento básico de la efectividad del Lobby es su influencia en el Congreso, donde Israel es virtualmente inmune a la crítica. Esto es realmente extraordinario, porque el Congreso raramente se muestra tímido ante asuntos controvertidos. En lo que concierne a Israel, potenciales críticos permanecen callados. Una de las razones es que algunos miembros clave son Sionistas Cristianos como Dick Armey, que en Septiembre de 2002 dijo: 'Mi prioridad número 1 en política exterior es proteger a Israel'. Uno podría pensar que la prioridad No 1 de cualquier congresista debería ser proteger a EE UU. Hay también senadores y congresistas judíos que trabajan para asegurar que la política exterior americana apoya los intereses de Israel.

Otra fuente de poder del Lobby es el uso de personal pro-Israel dentro del Congreso. Como Morris Amitay, anterior director del AIPAC, una vez admitió, 'hay un montón de gente nuestra a nivel de trabajo aquí metida' -en el Capitolio- 'que casualmente son judíos, que están dispuestos... a mirar a ciertos asuntos en términos de su ascendencia judía... Son gente en puestos en los que pueden tomar decisiones por los senadores... puedes conseguir un montón de cosas a este nivel de personal del Congreso'.

AIPAC forma el núcleo de la influencia del Lobby en el Congreso. Su éxito se debe a su habilidad para recompensar a los legisladores y candidatos al Congreso que apoyan su agenda, y castigar aquellos que la desafian. El dinero es fundamental para las elecciones a los EE UU (como nos recuerda el escándalo sobre los oscuros tratos del miembro del Lobby Jack Abramoff), y AIPAC se asegura de que sus amigos consigan fuerte apoyo económico de los numerosos comités de acción pro-israelí. Cualquiera que sea visto como hostil a Israel puede estar seguro que el AIPAC dará contribuciones a la campaña de sus enemigos políticos. AIPAC también organiza campañas de envío de cartas y anima a editores de periódicos a apoyar a candidatos pro-israelíes.

No hay duda de la eficacia de estas tácticas. Un ejemplo: en las elecciones de 1984, AIPAC ayudó a derrotar al Senador Charles Percy de Illinois, quien, según una importante figura del Lobby, había 'mostrado insensibilidad e incluso hostilidad hacia nuestros intereses'. Thomas Dine, director del AIPAC entonces, explicó lo ocurrido: 'Todos los judíos en EE UU, de costa a costa, se unieron para echar a Percy. Y los políticos estadounidenses -los que ostentan puestos públicos ahora, y los que aspiran a ellos- cogieron el mensaje.

La influencia de AIPAC en el Capitolio va todavía más allá. Según Douglas Bloomfield, antiguo miembro del personal de AIPAC, 'es habitual para los miembros del Congreso y para su personal, dirigirse primero a AIPAC cuando necesitan información, antes de llamar a la Biblioteca del Congreso, el Servicio de Investigación del Congreso, el personal del comité o expertos de la administración'. Más aún, apunta que el AIPAC es 'a menudo llamado para redactar borradores de discursos, trabajar en legislación, aconsejar en tácticas, realizar investigaciones, buscar co-patrocinadores y hacer recuento de votos'.

Resumiendo, AIPAC es una agente de facto para un gobierno extranjero, tiene un fuerte control sobre el Congreso, lo que resulta en que la política hacia Israel no se debate, incluso aunque esa política pueda tener serias consecuencias para el resto del mundo. Es decir, una de las tres ramas principales del gobierno está firmemente comprometida en apoyar a Israel. Como explicó el antiguo senador demócrata Ernest Hollings cuando dejó su puesto, 'no se puede tener una política sobre Israel distinta a lo que AIPAC impone por aquí'. O como Ariel Sharon dijo una vez a una audiencia americana. 'cuando la gente me pregunta cómo pueden ayudar a Israel, yo les digo: "Ayuda a AIPAC"'.

Gracias en parte a la influencia que los votantes judíos tienen en las elecciones presidenciales, el Lobby tiene también una influencia significativa sobre el ejecutivo. Aunque son menos del 3% de la población, hacen grnades campañas de donaciones a candidatos de ambos partidos. El Washington Post una vez estimó que los candidatos a la presidencia demócratas 'dependen del suministro de dinero de los partidarios judíos en más de un 60%'. Y puesto que los votantes judíos tienen altas cotas de participación y están concentrados en estados clave como California, Florida, Illinois, Nueva York y Pensilvania, los candidatos presidenciales hacen todo lo posible en no enfrentarse a ellos.

Organizaciones clave del Lobby se aseguran de que los críticos a Israel no consigan puestos importantes en política exterior. Jimmy Carter quiso que George Ball fuera su primer secretario de estado, pero se enteró de que Ball era visto de manera crítica por Israel y que el Lobby se opondría al nombramiento. De esta manera, cualquier político es animado a convertirse en un abierto partidario de Israel, esta es la razón por la que las críticas públicas a la política de Israel se han convertido en una especie en vías de extinción en el sistema de la política exterior.

Cuando Howard Dean pidió a los EE UU tomar un 'papel equilibrado' en el conflicto árabe-israelí, el senador Joseph Lieberman le acusó de vender a Israel y dijo que su afirmación era 'irresponsable'. Prácticamente todos los demócratas más importantes firmaron una carta criticando los comentarios de Dean, y el Chicago Jewish Star [periódico La Estrella Judía de Chicago] informó que 'atacantes anónimos...están inundando con e-mails a líderes judíos por todo el país, avisando -sin mucha evidencia- de que Dean sería de alguna forma malo para Israel'.

Esta preocupación era absurda; Dean es de hecho bastante militante [halcón] en lo que se refiere a Israel: su co-presidente de campaña era un antiguo presidente de AIPAC, y Dean dijo que sus propias opiniones sobre oriente Medio se parecían más a las de AIPAC que a la de los más moderados Americanos por la Paz Ahora. Él sólo había sugerido que 'para acercar posturas', Washington debería actuar como un intermediario honesto. Esto es difícilmente una idea radical, pero el Lobby no tolera posturas imparciales.

Durante la administración Clinton, la política de Oriente-Medio fue desarrollada principalmente por funcionarios con fuertes lazos con Israel o con prominentes organizaciones pro-israelíes; entre ellos, Martin Indyk, el anterior director de investigación de AIPAC y co-fundador del pro-israelí Instituto de Washington de Política de Oriente Próximo (WINEP); Dennis Ross, que ingresó en WINEP después de dejar el gobierno en 2001; y Aaron Miller, que ha vivido en Israel y a menudo visita el país. Estos hombres formaban parte de los consejeros más cercanos a Clinton durante la cumbre de Camp David en Julio de 2001. Aunque los tres apoyaban el proceso de paz de Oslo y la creación del estado palestino, lo hacían sólo dentro de los límites en que eso fuera aceptable para Israel. La delegación americana se guió por Ehud Barak, coordinó con anterioridad con Israel sus posiciones en la negociación y no ofreció propuestas independientes. No sorprende, que los negociadores palestinos se quejaran de que estaban negociando con dos equipos israelíes -uno con bandera israelí y otro con bandera estadounidense-.

La situación es incluso más acentuada en la administración de Bush, cuyo escalafón ha incluido tales fervientes defensores de la causa israelí como Elliot Abrams, John Bolton, Douglas Feith, I. Lewis ('Scooter') Libby, Richard Perle, Paul Wolfowitz y Davis Wurmser. Como veremos, estos funcionarios han presionado constantemente a favor de políticas favorables a Israel respaldados por organizaciones del Lobby.

Continuará...

Etiquetas:

jueves, julio 13, 2006

El Lobby de Israel (I)

La respuesta completamente desproporcionada de Israel contra Hezbolá en Gaza y el sur de Líbano supone una declaración de guerra abierta contra este país y la posibilidad de extensión del conflicto a otros países de la región, principalmente Siria e Irán.

Ante la indignación que causa está agresión desproporcionada, el apoyo injustificado por parte de la administración Bush y la pasividad del resto de las potencias occidentales que parecen mirar para otro lado, sólo queda el pataleo y tratar de dejar en evidencia el comportamiento inaceptable de Israel y el apoyo indiscrimando e injustificado hacia Israel por parte de EEUU.

¿Es esta la forma en que Bush preveía extender la "democracia" en Oriente Medio? ¿Qué tiene que ver con la democracia y la libertad estas agresiones desproporcionadas e indiscriminadas? ¿Acaso no ganó Hamás las elecciones en Palestina de forma democrática? EEUU e Israel siguen creándose enemigos en el mundo islámico y en el resto del mundo.

A continuación la traducción en español de la primera parte de un artículo sobre el Lobby de Israel escrito por John Mearsheimer and Stephen Walt:



LRB John Mearsheimer and Stephen Walt : The Israel Lobby
El Lobby de Israel
John Mearsheimer and Stephen Walt


Durante las últimas décadas y especialmente desde la Guerra de los Seis Días en 1967, el centro de la política estadounidense en Oriente Medio ha sido sus relaciones con Israel. La combinación de firme apoyo y el esfuerzo por extender la "democracia" a través de la región ha indignado a la opinión pública árabe e islámica y ha puesto en peligro la seguridad de los EEUU y la del resto del mundo. ¿Por qué EE UU ha comprometido su seguridad y la de muchos de sus aliados para servir a los intereses de otro estado? Uno podría pensar que los lazos entre ambos países estan basados en intereses estratégicos compartidos o imperativos morales fundados, pero ninguna de estas explicaciones justifica el increíble nivel de apoyo material y diplomático que EE UU proporciona.

Por contra, el empuje de política estadounidense en la región deriva casi por completo de políticas domésticas y especialmente de las actividades del llamado "Lobby de Israel". Otros grupos de interés especial han modificado la política exterior, pero ninguno ha conseguido desviarla tanto del interés nacional y a la vez convencer a los estadounidenses de que los intereses de EE UU y de Israel son idénticos.

Desde la guerra de octubre de 1973, Washington ha suministrado a Israel un apoyo que supera con creces al de cualquier otro estado. Ha sido el mayor receptor de ayuda anual económica directa y asistencia militar desde 1976 y es el máximo receptor de ayuda total desde la Segunda Guerra Mundial, con más de 140 billones de dólares (en dólares equivalentes del 2004). Israel recibe alrededor de 3 billones de dólares de ayuda directa cada año, aproximadamente un quinto del presupuesto de ayuda extranjero, que supone unos 500 dólares al año por cada israelí. Esta generosidad es especialmente sorprendente ya que Israel es ahora un estado industrial rico con unos ingresos per cápita equivalentes a los de Corea del Sur o España.

Otros receptores consiguen su dinero en abonos trimestrales, pero Israel recibe su cuota por entero al principio del año fiscal, con lo que puede ganar intereses con ellos. La mayoría de los receptores de ayuda militar están obligados a gastar la totalidad en EEUU pero Israel puede utilizar un 25% para subsidiar su propia industria militar. Es el único receptor que no tiene que justificar cómo gasta la ayuda, lo cual hace imposible evitar que el dinero pueda ser usado para propósitos a los que EEUU se pueda oponer, como construir asentamientos en Cisjordania. Además, EE UU ha suministrado a Israel casi 3 billones de dólares para desarrollar armamento y ha proporcionado acceso a armamento tan restringido como los helicópteros Blackhawk o los aviones F-16. Finalmente, EE UU proporciona a Israel acceso a inteligencia que deniega a sus aliados de la OTAN y ha hecho la vista gorda a la adquisición de armas nucleares por parte de Israel.

Washington suministra apoyo diplomático constante. Desde 1982, EEUU ha vetado 32 resoluciones del Consejo de Seguridad contra Israel, más del número total de vetos ejercidos por el resto de miembros del Consejo. Bloquea los esfuerzos de los países árabes por poner el arsenal nuclear israelí dentro de la agenda de la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). EE UU acude al rescate de Israel en tiempos de guerra y le respalda en las negociaciones de paz. La administración Nixon protegió a Israel de la amenaza de intervención soviética y lo rearmó durante la guerra de octubre. Washington estuvo profundamente involucrado en las negociaciones que condujeron al final de la guerra, así como en el largo proceso 'paso a paso' que siguió, y también jugó un papel destacado en las negociaciones que precedieron y siguieron a los acuerdos de Oslo de 1993. En todos los casos hubo fricciones, pero los EEUU constantemente apoyaron la posición israelí. Un estadounidense participante en Camp David in el 2000 dijo más tarde: "Demasiado a menudo, fuimos el abogado de Israel". Fin lmente, la ambición de Bush de transformar Oriente Medio está en parte orientada a mejorar la situación estratégica de Israel.

Esta extraordinaria generosidad podría comprenderse si Israel fuera un elemento estratégico o si hubiera una razón moral convincente para el respaldo estadounidense, pero ninguna explicación es convincente. Uno podría argumentar que Israel fue un apoyo importante durante la Guerra Fría. Haciendo de representante de EE UU después de 1967 ayudó a contener la expansión de la Unión Soviética en la región e infligió derrotas humillantes en clientes soviéticos como Egipto o Siria. Ocasionalmente ayudó a proteger a aliados de EE UU (como el rey Hussein de Jordania) y sus acciones militares forzaron a Moscú a gastar más en apoyo de sus estados clientes. También suministró inteligencia útil sobre el potencial soviético.

Respaldar a Israel no fue barato y complicó las relaciones de EEUU con el mundo árabe. Por ejemplo, la decisión de dar 2.2 billones de dólares de ayuda de emergencia militar durante la guerra de Octubre provocó el embargo de petróleo de la OPEC que causó considerable daño en las economías occidentales. Por ello, las fuerzas armadas israelíes no pudieron proteger los intereses estadounidenses en la región. EEUU no pudo contar con el apoyo de Israel cuando la Revolución iraní de 1979 causó preocupación acerca de la seguridad de los suministros petrolíderos y tuvo que crear su propia fuerza de despliegue rápido.

La primera guerra del golfo reveló hasta qué punto Israel era una carga para la estrategia estadounidense. EE UU no pudo utilizar las bases israelíes sin romper la coalición anti-iraquí, y tuvo que desviar sus recursos para evitar que Tel Aviv hiciera algo que pudiera dañar la alianza contra Saddam Hussein. La historia se repitió en 2003: Israel quería que EE UU atacara Irak, pero Bush no podía pedir ayuda sin provocar la oposición árabe. Así que Israel quedó al margen de nuevo.

A principios de 1990, y más incluso después del 11-S, el apoyo estadounidense ha estado justificado por la demanda de que ambos estados están amenazados por grupos terroristas provenientes del mundo árabe y musulmán, y por 'estados rebeldes' que apoyan a estos grupos y buscan armas de detstrucción masiva. Esto se ha tomado no sólo como que Washington da mano libre a Israel para tratar con los palestinos a su antojo sino también como que EEUU debería ir tras países como Irán y Siria. Israel es visto así como un aliado crucial en la guerra contra el terror, porque sus enemigos son los enemigos de EEUU. En realidad, Israel es un problema en la guerra contra el terror y el obstáculo mayor para tratar con los 'estados rebeldes'.

El terrorismo no es un adversario único, sino una táctica empleada por un amplio conjunto de grupos políticos. Las organizaciones terroristas que amenazan Israel no amenazan EEUU, excepto cuando interviene contra ellos (como en Líbano en 1982). Además, el terrorismo palestino no es violencia aleatoria dirigida contra Israel u Occidente; es fundamentalmente la respuesta a la prolongada campaña de Israel por colonizar Cisjordania y Gaza.

Además, decir que Israel y EEUU están unidos por una amenaza terrorista compartida es la relación de causa puesta al revés: EEUU tiene un problema de terrorismo en buena parte por su estrecha alianza con Israel, no al revés. El apoyo a Israel no es la única causa de terrorismo anti-americano, pero es una de las más importantes, y hace más difícil ganar la guerra contra el terror. No hay duda que muchos líderes de Al-Qaeda están motivados por la presencia de Israel en Jerusalén y la grave situación palestina. El apoyo incondicional a Israel facilita a los extremistas conseguir apoyo popular y atraer reclutas.

En cuanto a los así llamados 'estados rebeldes' en Oriente Medio, no son una grave amenaza a intereses vitales estadounidenses, excepto por cuanto lo son para Israel. Incluso si estos países adquirieran armas nucleares -lo que obviamente es indeseable- ni EE UU ni Israel podrían ser chantajeados porque el chantajeador no podría llevar a cabo su amenaza sin sufrir una represalia abrumadora. El peligro de filtración de armas nucleares a terroristas es igualmente remoto, porque el 'estado rebelde' no podría estar seguro de no ser pillado o de que pudiera ser culpado después. En realidad, las relaciones de EEUU con Israel hacen más difícil para EE UU tratar con estos estados. El arsenal nuclear israelí es la razón por la que sus vecinos quieren armas nucleares, y amenazarles con cambio de régimen solamente incrementa ese deseo.

A menudo se retrata a Israel como David enfrentándose a Goliat, pero lo contrario es más cercano a la realidad. Israel el la potencia militar más fuerte en Oriente Medio. Sus fuerzas convcencionales son muy superiores a las de sus vecinos y es el único estado en la región con armas nucleares. Egipto y Jordania han firmado acuerdos de paz y Arabia Saudí se ha ofrecido también a firmarlos. Siria ha perdido su patrón soviético, Irak está devastado por tres guerras e Irán está muy lejos. Los palestinos apenas disponen de una fuerza policial, por no decir un ejército que pudiera hacer frente a Israel.

Que Israel sea un democracia rodeada de dictaduras hostiles no es una razón porque hay muchas democracias en el mundo pero ninguna recibe el mismo tipo de apoyo. EE UU ha derrocado gobiernos democráticos en el pasado y apoyado a dictadores cuando le ha interesado y actualmente tiene buenas relaciones con varios dictadores.

Algunos aspectos de la democracia israelí chocan con los valores americanos. Mientras en EEU supuestamente hay igualdad de derechos independientemente de la raza, religión o etnia, Israel fue explícitamente fundado como un estado judío y la ciudadanía está basada en el principio de afinidad de sangre. Sus 1.3 millones de habitantes árabes son tratados como ciudadanos de segunda clase, como descubrió recientemente una comisión del gobierno israelí que dictaminó que el gobierno israelí se comporta de un modo "discriminatorio y negligente" hacia ellos. Su supuesto status democrático está erosionado por su rechazo a conceder a los palestinos un estado propio viable con plenitud de derechos políticos.

Una tercera justificación es la historia de sufrimiento de los judíos en el occidente cristiano, especialmente durante el holocausto. Dado que los judíos han sido perseguidos durante siglos y sólo podrían sentirse seguros en una tierra judía propia, muchos creen que Israel se merece un tratamiento especial por parte de los EE UU. La creación del país fue la respuesta a la larga lista de crímenes contra los judíos, pero también ha producido nuevos crímenes contra una tercera parte inocente: los palestinos.

Como dijo David Ben Gurion a Nahum Goldmann, presidente del congreso mundial judío:

"Si yo fuera un líder árabe nunca haría las paces con Israel. Es natural: hemos ocupado su país... venimos de Israel, pero hace 2.000 años, y ¿qué es eso para ellos? Ha habido antisemitismo, nazis, Hitler, Auschwitz, ¿pero fue su falta? Sólo ven una cosa: hemos venido aquí y robado su país. ¿Por qué deberían aceptar eso?"

Desde entonces, los líderes israelíes han buscado repetidamente negar las ambiciones nacionalistas palestinas. Golda Meir dijo: "El palestino es algo que no existe"

La creación del estado de Israel en 1947-48 trajo consigo limpiezas étnicas, incluyendo ejecuciones, masacres y violaciones por parte de los judíos, y la conducta de Israel ha sido a menudo brutal, basando su actuación en su superioridad moral. Entre 1949 y 1956 fuerzas de seguridad israelíes mataron entre 2.700 y 5.000 árabes infiltrados, la abrumante mayoría de ellos desarmados. Las fuerzas armadas israelíes asesinaron cientos de egipcios prisioneros de guerra en las guerras de 1956 y 1967,y en 1967 expulsaron entre 100.000 y 260.000 palestinos de la recién conquistada Cisjordania y 80.000 sirios de los altos del Golán.

Durante la primera intifada las fuerzas armadas israelíes distribuyeron porras a sus tropas y les instigaron a romperles los huesos a los manifestantes palestinos. La rama sueca de la organización "Save the Children" estima que entre 23.600 y 29.900 niños requirieron tratamiento médico tras ser golpeados durante los dos primeros años de intifada, casi la tercera parte tenían 10 años o menos.

Si ni argumentos estratégicos ni morales justifican el apoyo de EEUU a Israel, ¿cómo se explica entonces?

Continuará...

Etiquetas: